el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 30 de marzo de 2017

TARDE DE JUEVES

Es jueves a la tarde, tengo un rato al pedo y un par de libritos leídos, así que vamos a ver qué sale…
Finalmente me clavé el sexto y último tomo de Wonder Woman de Brian Azzarello, y sí, es lo mejor del New 52, por amplio margen. Por muchos motivos, principalmente porque es una historia jugada, rupturista, narrada en forma aislada del resto del universo, un verdadero comic de autor protagonizado por un personaje emblemático del mainstream. Algo que DC cada tanto le deja hacer a algún autor importante, pero no con un ícono de primera línea como es Wonder Woman. Por otro lado, Azzarello no deja de sorprender nunca. Cada giro argumental es menos predecible que el anterior… excepto el del hijito de Zola, que se veía venir desde el primer tomo. Pero pasan muchas cosas grossas, y pasan de modo orgánico, natural, no parecen manotazos de ahogado de un guionista que abrió muchas puntas y ahora las tiene que cerrar de golpe, sin saber bien cómo.
La entrada y salida de este amplísimo elenco de personajes es coherente, es prolija, obedece siempre a momentos cruciales en la trama. Los diálogos están afiladísimos, el villano tiene motivos para arriesgar todo lo que arriesga en la pelea final, la brutalidad de la machaca no nos distrae nunca de la magnitud de lo que está en juego en cada combate, y para el final uno quiere a Diana mucho más que al principio, la admira mucho más, la banca mucho más en cada decisión que toma.
El dibujo se mantiene a lo largo de todo el tomo en un nivel altísimo, gracias a los relevos entre Cliff Chiang y Goran Sudzuka, ambos comprometidísimos, dispuestos a no guardarse nada, y además muy potenciados por la labor del colorista Matt Wilson. Una vez terminada la epopeya final, el tomo ofrece las 12 páginas de esa especie de “año cero” que escribió Azzarello para un número de la revista Secret Origins, una comedia recontra-queer que termina con la llegada de Steve Trevor a Themiscyra. Para estas páginas, Matt Wilson acomoda su paleta para jugarse a colores más planos y más intensos, mientras que Sudzuka recrea con su trazo el estilo de las mejores historietas románticas de fines de los ´60, con vestigios de Mike Sekowski y Alex Toth. Una joyita en clave retro, pero transgresora hasta el final.
Por otro lado, en 2016 salió el Vol.2 de Brunella, que recopila otras 60 planchas de la historieta creada por J.J. Rovella para la revista Comic.ar. La verdad que es poco lo que puedo agregar respecto de la reseña del Vol.1 (23/07/14), así que recomiendo revisitarla.
Lo más importante es que a lo largo de estas 60 planchas, Rovella desarrolla hasta las últimas consecuencias ese núcleo argumental que se planteaba sobre el final del Vol.1. Este segundo tomito es básicamente la resolución de ese planteo, un largo y penoso tránsito hacia un final no feliz ni mucho menos, pero no tan desolador como el del primer tomo.
El resto, ya lo dije en su momento: buenísimo el dibujo, impresionante el manejo del autor de los recursos iconográficos que le permiten narrar todo esto sin palabras, tremendo el impacto que genera la combinación de un formato y una estética de tira humorística con una temática tan acuciante, tan desgarradora como la de una nena sumida en la miseria y la marginalidad.
Y el enigma que sigo sin descifrar, que es a qué público está apuntada esta historieta. De a poco me va cerrando la posibilidad de que Brunella sea un comic pensado principalmente para los talibanes de Rovella, los que lo tenemos allá arriba y le compramos cualquier cosa que lleve su firma. En el último tiempo, el personaje reapareció en “chistes” de una sóla viñeta, a color y con textos, que circulan con éxito en las redes sociales y en cualquier momento van a parar a un libro en una editorial más grande, más mainstream. Quizás entonces nos llegue la revancha a los “rovellistas” que sufrimos con las privaciones, la angustia, la sordidez que el autor nos mostró y nos hizo sentir con estas historietas tan extrañas y tan difíciiles de olvidar.
Vuelvo la semana que viene con nuevas reseñas. Si estás al pedo sábado o domingo, venite a Sismicomix, que la vamos a pasar bárbaro. Voy a estar ahí conduciendo algunas charlas con autores muy grossos, y con una mesa repleta de papa finísima a precios cuidados. La data completa del evento está acá: https://www.facebook.com/events/277068702721483/

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