el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 29 de abril de 2015

29/ 04: TETE DE NEGRE

Allá por el 2002, el historietista Jürg adaptó al comic Tête de Negre, una novela del escritor Daniel Picouly. Y se dio el milagro de que a Picouly le gustó tanto esta versión que decidió escribir dos secuelas para su novela, que sólo existen como historietas. O sea que, gracias a la adaptación de Jürg, pasó de ser una obra literaria a ser una trilogía de tres novelas gráficas, una de las cuales existe también como novela en prosa.
Este primer tomo es el que adapta la novela original y por eso es perfectamente autoconclusivo. La historia nos lleva a París, en el año 1792, cuando estaba de moda la guillotina y todos los días decapitaban a algún garca de los que todavía defendían los privilegios con los que intentó acabar la revolución de 1789. Los protagonistas son dos ex-soldados negros, a los que su antiguo jefe de batallón, un potentado marqués, les encarga recuperar la cabeza de su hijo Germain. La idea es darle un funeral como la gente al decapitado muchacho y para eso hay que localizar el pedazo de cadáver que falta. Y hay un detalle interesante, que es que Germain era mestizo: el marqués lo tuvo con una mujer negra, y el muchacho era negro con ojos azules. No hay muchas cabezas así circulando por París, así que vale la pena intentar encontrarla.
En general, la aventura histórica francesa se asa de rosca en su intento por respetar con rigor más prusiano que francés el tema del contexto real que existió en cada época en la que se sitúan las historias. Acá, por suerte, esto no corre. Tête de Negre nos cuenta que hay un sector casi en las márgenes de París llamado Haarlem (como una ciudad holandesa) en la que por determinadas circunstancias se aglomeró una gran población de raza negra. Y lo más atractivo: en una jugada al mejor estilo Astérix, Picouly se anima a meter anacronismos, obviamente en son de joda. Así, en este Haarlem del Siglo XVIII tenemos chicos negros que juegan a una especie de basket, rastafaris que fuman faso, una especie de cadena de comidas rápidas muy parecida a McDonald´s y hasta una especie de Ku Klux Klan.
De todos estos elementos salen chistes muy zarpados, muy efectivos, que uno –acostumbrado al tono circunspecto de la mayoría de las aventuras históricas- no se ve venir. Eso es, sin dudas, lo mejor que tiene Tête de Negre: la forma en que el humor negro, la sátira jodida, con mala leche, los gags macabros y truculentos, tiñen de a poco a una aventura que amenazaba con ser atildada, protocolar y careta. El nivel de violencia va in crescendo hasta hacerse desopilante, los diálogos van de la ironía más fina a la guarangada más explícita, pero todo el tiempo se conserva intacto el equilibrio entre la comedia y la aventura.
La otra pista de que esto se podía desvirtuar hacia el lado de la sátira y la comedia negra estaba en el dibujo de Jürg, que no se parece en nada al de los típicos dibujantes de aventura histórica francesa. Jürg se guarda el realismo para los fondos, pero a la hora de dibujar a los personajes, va por un trazo más caricaturesco, más expresivo, incluso más grotesco. Que, por otra parte, es lo que menos me cerró de este libro. Al dibujo de Jürg, lamentablemente, le faltan cinco pa´l peso. Es dinámico, maneja bien los climas, no falla en la narrativa, pero el trazo en sí es por momentos medio precario, o medio granguiñolesco. Para un comic más under, para una historia de drogones, pandilleros y putas de El Víbora, está perfecto. Para este proyecto específico, por ahí convenía más otro estilo, un poquito menos feísta, o por lo menos un feísmo un poco más afianzado, con menos dudas. Una pena, porque en todo lo demás la adaptación funciona perfecto.
Como rareza, esto está muy bien, te entretiene un buen rato y casi sin querer, aprendés boludeces acerca de la vida cotidiana en los tiempos de la Revolución Francesa. Pero si no lo leés, no pasa nada. Liberté, egalité y menage a trois.

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