el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 25 de noviembre de 2014

25/ 11: RENDEZ-VOUS FATAL

Hoy, otro thriller, mucho más corto que Snapshot, resuelto en apenas 48 páginas, con no más de seis viñetas por página y poco texto por viñeta. Con esto, seguro no hacés una peli, a menos que sea una porno.
Esta es una obra de Milo Manara de mediados de los ´90, de la etapa en la que el maestro italiano dibujaba como los dioses, pero sus guiones estaban a años luz de las glorias cosechadas a fines de los ´70 y principios de los ´80. Es la misma historieta que Norma había publicado a color como “Cita Fatal”, pero ahora reeditada en mayor formato, tapa dura y –un hallazgo que celebro casi como un gol de Racing- en blanco y negro. La edición tiene un sólo “problema”: la imagen de la portada, que adentro no aparece y que no refleja en lo más mínimo el tono de la obra. No sé con qué criterio alguien eligió ese dibujo, habiendo tantos y tan buenos en estas 48 páginas. El resto, realmente impecable.
El blanco y negro y los pocos cuadros por página permiten un lucimiento imponente del dibujo de Manara, acertadísimo en las composiciones, con una atención asombrosa por los detalles, con unos primeros planos magníficos, en los que se ven trazos heredados de Guido Crépax. Sin color, sin tramas mecánicas, sin aguadas, sin nada más que la línea y la mancha, Manara logra viñetas perfectas, en las que detona la magia de su plumín para lograr unos cros-hatchings escalofriantes, dignos de los trabajos más esmerados de Moebius. A nivel gráfico, esto es realmente fascinante, sobre todo para los fans del estilo académico-realista.
Buena parte del realismo se va erosionando a medida que uno lee la historia. Olvidate de eso que veíamos ayer de un verosímil que llega intacto hasta el final. Rendez-vous Fatal arranca con un planteo muy realista, muy crudo, con una intriga de atractivos ribetes político-financieros, y gradualmente empieza a derrapar hacia un disparate sin pies ni cabeza. Para la página 34, cuando uno de los dos protagonistas sale de escena y toda la atención recae en Valeria, ya pasan cosas 100% ilógicas, imposibles de explicar.
Sobre el final, en las últimas 8 viñetas, Manara ensaya un volantazo interesante, que no alcanza para rescatar al guión del pantano en el que él mismo lo hundió, pero por lo menos intenta echar luz sobre hechos narrados en las páginas previas que parecían excesivamente caprichosos. Perdón por no ser más específico, pero si me meto con los detalles de la trama, esta pierde todo atractivo para el que no la leyó. A la hora de contar un thriller, está claro que la idea es generar un in crescendo de tensión y para eso cualquier recurso que enrarezca el clima del relato puede ser útil. Claro, hay una línea finita que divide el “enrarecer” del “bizarrear” y acá Manara la cruza con luz roja a 120 km/h y por poco no se hace mierda contra un poste.
El ritmo quizás sea lo más raro de Rendez-vous Fatal. En las escenas en las que cobra forma la intriga, en las que se explica por qué los personajes llegan a la encrucijada en la que están metidos, esta parece una historieta normal, quizás con algunos cuadros en los que los globos se agigantan para bancar extensos soliloquios. Ahí es donde Manara narra desde el diálogo y el dibujo acompaña. Pero después vienen los garches y ahí el maestro agarra totalmente para el otro lado, y se toma ocho viñetas mudas para mostrarnos cómo a Valeria la sujetan, la abren de gambas y le sacan la bombacha. Para cuando se la empoman, uno ya está mirando el reloj, onda “dale, flaco, metele”. Y así en todos los garches, que son unos cuantos. Nunca tardan menos de cuatro viñetas en sacarle la bombacha a la “heroína” más difícil de desnudar de toda la bibliografía de Manara.
Aclaremos que, excepto la primera escena de sexo (una franeleadita con dos dedos en la argolla, arriba de un auto), todas las demás tienen una impronta claramente morbosa, con un nivel de perversión y psicopateada que va en aumento hasta llegar al trágico final. Quizás a Manara se le ocurrió ponerlas para calentar al lector, pero en el contexto de la trama, me generaron un fuerte rechazo, una sensación más de indignación que de excitación. Y como en todas las obras eróticas de Manara, se ve mucha, muchísima más concha que pija. Creo que nunca pasan más de 20 viñetas sin que aparezca una concha, y pijas se ve una sola (sí, las conté como hacía el maestro Josep Ma. Berenguer cuando dirigía la Kiss Comix).
En síntesis, una historia que quiere mezclar thriller con sexo hardcore y termina en un híbrido poco satisfactorio incluso en términos pajeriles. Sólo recomendado para talibanes de Milo Manara dispuestos a comprar TODA su obra.

2 comentarios:

Luq dijo...

Sí, solo para adictos.
Creo que había una edición de Norma blanco y negro, en esa colección chiquita más onda comic book que publicaron hace unos años (ahí pude conseguir Verano indio y alguna otra en blanco y negro).

Creo que quizás en los ochenta esto podía ser divertido o gracioso (creo que lo mejor de toda la historia es la viñeta del paraguas), pero hoy es políticamente incorrecto. No me extrañaría que algún grupo de luchas por los reconocimientos de los derechos de la mujer se ofenda. Y si se enteraran de que la reseña sale justo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, creo que podrían buscarte para darte algún que otro correctivo...

Diego Prósperi dijo...

A mí esta historieta me fascinó, no me aburrió en ningún momento y me parecía genial la constancia de mostrar el patrón que se repetía en las apariciones de Ursus, me recordó a las apariciones del hombre repulsivo de El Clic. Me pareció consecuente. Igual, la gente prefiere la peli de avengers y yo no la vería, ni tampoco las series de DC en Warner. Y Death Note ni Bakuman tienen finales mejores que el de esta obra de Manara, en mi humilde opinión. Pero bueno, eso va en gusto de cada quien. También hace tiempo me compré eso de Posters de Liniers, para ver que onda su esperada (creo que por vos nomás) novela gráfica y después se lo regalé a mi novia y el caso es que ya me olvidé el final de aquello, ja ja.

Le hubiera comprado esto y era un golazo, quedaba como un duque, ja ja.