el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 14 de junio de 2010

14/06: CALLEJON ROJO


Séra se llama Phoussera Ing y nació en Camboya, a principios de los ´60. O sea que vivió y sufrió en carne propia la tragedia de su país, y más precisamente la de su ciudad, Phnom Penh, cuando en 1975 la cruenta guerra entre el Vietcong (los malditos vietnamitas comunistas) y las fuerzas militares de los EEUU devastaron la región en una serie de ataques y bombardeos que mataron a miles de pobladores civiles.
En 1987, Séra empezó a bocetar esta historieta, que narra precisamente ese conflicto, y la versión que se conoce mundialmente es la de 2003, en la que casi todos los dibujos fueron retocados por el autor. Callejón Rojo (tal su nombre en España) se inscribe en la línea de Barefoot Gen, Maus y Persépolis: un pibe inocente, una familia devastada por una guerra chota e injusta, un país destruido, y –años después- el testimonio conmovedor de un sobreviviente. Si puedo enumerar tres obras de la misma corriente sin repetir, ni soplar, ni googlear, quiere decir que el truquito ya se hizo unas cuantas veces, y que seguramente la lista es bastante más extensa. Pero bueno, la fórmula parece funcionar y eso hace inevitable que, detrás de cada tragedia, venga un sobreviviente a contarnos en forma de historieta lo mucho que sufrió.
El tema es el talento, el nivel con el que se encara ese testimonio. Nadie le va a quitar ni a discutir a Séra el sufrimiento por el que tuvo que pasar, pero realmente el guión de Callejón Rojo, lo que el camboyano eligió contarnos y la forma en la que encaró el relato, son bastante pobres. Está la emoción: el lector “se enoja” con los vietnamitas y con los yanquis tanto como Séra se lo propone. Pero falta una trama un poco más elaborada, se nota demasiado la intención de panfletear. Sobre todo porque el argumento que Séra desarrolla en 84 páginas se podría haber liquidado en 16.
En trabajos posteriores de Séra (que sí tuve que googlear) se justifica un poco más la chapa que el camboyano obtuvo en Francia. Hay un laburo más secuencial (acá lo que sobran son postales y posters), hay argumentos más laburados y personajes mejor construídos. Pero en Callejón Rojo ganan la estridencia, la grandilocuencia y hasta el golpe bajo.
Todo eso, felizmente apoyado en un trabajo gráfico superlativo. Séra fracasa como narrador, pero como ilustrador se saca un 11. Acá anticipa muchas de las técnicas que consagrarían a Ashley Wood y Ben Templesmith, y demuestra una solvencia en el manejo del photoshop realmente notable. La integración de fotos y dibujos es perfecta, sui anatomía y sus expresiones faciales son magníficas, y su paleta de colores vibrante, shockeante, conmovedora y original. Sus técnicas pictóricas son variadísimas y sumamente efectivas para plasmar los aciagos climas que dominan en la triste historia del soldado Snoul. O sea que el libro resulta un objeto absolutamente placentero a la vista, y realmente te da muchísimas ganas de leer la historia.
Que no prosperó como historieta, pero que igual informa y –mal que mal- entretiene. Por suerte, antes y después de la historieta, hay mapas y textos del autor, que cuentan más sobre la masacre de Phnom Penh y que nos terminan de completar el panorama histórico, aunque sin abandonar el relato en primera persona, con Séra bajando línea y recordando con nostalgia a los familiares y amigos que no vivieron para contarlo. Callejón Rojo optó por contar la tragedia bélica DESDE el género bélico (a diferencia de Persépolis, por ejemplo) y no llegó a recibirse de clásico. Pero Séra demostró ampliamente que como dibujante es un tanque demoledor.

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